Corría
el año 1990, y tenía la inquietud y necesidad
de seguir algún curso para hacer. Me encontré
con la obvia dificultad de que para encontrar lugares, teléfonos,
profesores, debía buscar en los avisos en los diarios,
en alguna revista, o simplemente en los volantes que se
dejan en librerías o se pegan en las paredes del
centro, y así informarme.
Fuí tomando nota de estos datos para analizarlos
y averiguar para después elegir. Comprendí,
que para hacer una buena elección mis datos no eran
suficientes; entonces por lo tanto necesitaba más
información para hacer la mejor elección posible,
pero para realizar esto era imprescindible disponer de tiempo,
pero el tiempo se acotaba porque cerraban las fechas de
inscripción.
Entonces el tiempo se agotó, yo no estaba conforme
con lo que me ofrecian y no me inscribí en ningún
curso. Pero seguí buscando y me informaba, porque
no había ninguna publicación que recopilara
diferentes cursos para seguir. Sólo se editaba la
tradicional Guía del Estudiante de Eudeba pero con
información sobre carreras universitarias; por lo
tanto nadie se ocupaba de los institutos, academias o profesores
que dictan cursos (... y había cientos!).
Durante varios meses fui recopilando información,
durante un tiempo sólo, más luego hubo quien
con conocimientos de orientación vocacional acompañó
mi proyecto. Yo venía con nociones de edición,
producción, venta y distribución; había
participado en alguna publicación under, y todos
sabemos qué sucede con estos proyectos: nunca ganamos
plata, nos endeudamos, sufrimos, gozamos y desistimos, pero
por sobre todas las cosas: aprendemos.
Entonces, el proyecto ya despuntaba sólo: editar
una Guía de Cursos.
Fuimos comunicándonos con cada institución
o profesor de los que teníamos información,
les solicitabamos autorización para publicar sus
cursos y aprovechabamos ese contacto para ampliar la información
(otros cursos, datos de otras instituciones, etc.). Así
se armó, después de nuestros horarios de trabajo
y los fines de semana, en una máquina de escribir
(no teníamos dinero suficiente para enviarla a componer,
y la autoedición por computadora recién comenzaba
a dar sus primeros pasos), nuestra soñada Guía
de Cursos. Y como nuestros ahorros nos alcanzaban para imprimir
1000 ejemplares, pués fueron a la imprenta; y por
suerte tuvimos que reeditarla varias veces ese año.
La cuestión es que así nació nuestra
editorial. Después la Guía de Cursos se convirtió
en la Guía de Carreras Cortas (la pionera también
en su especialidad que se editó en la Argentina).
Y esta guía nos permitió recopilar toda la
información sobre carreras terciarias y comenzamos
a explicar cada carrera, a investigar sobre cada una, a
realizar entrevistas, a organizarlas por área vocacional;
en fin ya fuimos muchos más quienes interveníamos
en la editorial; y también lógicamente a sorprendernos
y luego a sorprender a nuestros lectores con la variedad
inimaginable de posibilidades de estudio que existen y se
siguen creando.
Con nuestra quimérica idea de que todos puedan estudiar.
Y con tanta variedad de opciones para que puedan elegir
algo que les guste, puedan vivir de eso y los haga felices
por ello.
El
Director
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